Querido
ángel
Te escucho. Escucho tu voz. Escucho aquel último
‘Dios me la bendiga’, que quedó grabado en mi memoria hasta la eternidad. Te
veo. Te veo allí, sentada frente a la computadora, inclusive cuando todas las
luces de la oficina estaban apagadas. Recuerdo tu entusiasmo en cada proyecto
que emprendías. El sudor y cariño que entregabas en cada segundo de tu trabajo.
Me inspiras. Me das inspiración para seguir estudiando, aunque sea medianoche y
esté un poco cansada. Para seguir luchando por mis sueños y ponerle pasión y
amor a todo lo que hago.
No sé si en algún momento te dije lo importante que
eres para mí y lo mucho que te quiero. No sé si te dije que admiro
absolutamente todo de ti. Y te pido perdón si fue algo que me guardé en
silencio. Quizá pensé que con mi mirada de honor para con tus palabras sabias
sería suficientes en aquel momento. Pero hoy, hoy que te siento igual de cerca,
no quiero quedarme en silencio. Quiero confesarle al mundo quien es parte del
motor que da energía a mi vida para seguir rodando fuerte.
Siento que me comprendías, que entendías mis
inquietudes. Que no me juzgabas si fallaba, y que estabas presente, en casa de
la tía, en mi casa, en nuestras vidas.
Gracias. Gracias por los helados en casa de la
abuela. Por darme un hermano varón con quien pelear hasta más no poder, jugar y
crecer. Por las partidas de cartas en casa de la tía. Por enseñarme a jugar
sudokus. Por las conversas sobre política venezolana y tu amor por Venezuela. Por
tu constancia. Gracias por tu sonrisa a pesar de que casi todo se sintiera
triste. Por tu fe.
Gracias por enseñarnos lo valiosa que es la vida, y
que cada segundo cuenta. Gracias, gracias por ser tú. Gracias por pelearla
siempre, sin importar cuan difícil fuera.
Te quiero. Definitivamente te quiero. Gracias a
Dios sé donde encontrarte –en Desi, Dani, mi tío Eduardo y Bella. En toda la
familia, en los que te amaremos por siempre y en la Divina Pastora. Porque
estoy segura de que ellos son tus nuevo hogares.
-A mi querida tía Mariela, quien tal día como hoy
hace un año partió en un vuelo que aterrizó en los corazones de sus seres más
queridos para no despegar nunca más.
By Sara Pan Algarra
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